1 de enero. Sale un año. Entra otro. Y como siempre, se hace imperativo echar la vista atrás. Cuando empezó, no dábamos un duro por un 2012 marcado por la cacareante crisis, la resaca de la vuelta a casa tras un año en Beirut y la incertidumbre del futuro. Sin embargo, ha sido un año fecundo en el que: