Tras siglos de evolución, la frescura y creatividad de la caligrafía árabe parecían haber decaído. Una vez asentados unos cánones clásicos y muy respetados la innovación se había ralentizado, nada realmente nuevo apareceía. El arte caligráfico que se producía era delicado, exquisito, pero predecible. Sin embargo, a la caligrafía árabe aún le quedaba por vivir una renovación y una revitalización sin precedentes, con las que entraría de lleno en la modernidad. Curiosamente, los artífices de este cambio no fueron árabes. Fue en el seno del Imperio otomano donde la caligrafía viviría esta determinante transformación.
En este post, el penúltimo dedicado a la historia de la caligrafía, veremos esas transformaciones y haremos un breve recorrido por la caligrafía otomana.
La caligrafía árabe durante el Imperio otomano
La caligrafía otomana, que en opinión de muchos es la más bella de las caligrafías en alfabeto árabe, y que es la más conocida por la gente de a pie, comenzó a desarrollarse desde la misma fundación del imperio. Ya en el siglo XV aparecía el característico y ágil estilo diwani (de diwan, cancillería, pues era el que en las cancillerías otomanas se usaba). También en este siglo nació Hamdullah al-Amasi (حمدالله الاماسي), considerado el fundador de la caligrafía otomana. Este calígrafo, a petición de el sultán Bayezid II, renovó los seis cálamos (estilos caligráficos) de Al-Musta’simi, especialmente el zuluz y el nasj. Se le valora sobre todo por haber conseguido aligerar y dar energía a la escritura, con nuevas concepciones sobre los espacios y las proporciones que la harían más espontánea y ligera.
Escritura de Al-Amasi, en zuluz arriba y nasj abajo
Tras él vendrían más calígrafos que darían nuevos bríos a la caligrafía, entre ellos Hafiz ‘Uzman (حافظ عثمان) Mustafa Raqim Efendi (مصطفى راقم افندي), ‘Abd al-‘Aziz al-Rifa’i (عبد العزيز الرفاعي), Haqi Altun Bazar (حقي النون بزر), Hamid al-Amidi (حامد الامدي)… Para no detenernos demasiado, veamos cuales son las aportaciones más importantes de este periodo a la caligrafía árabe:
- El “cuadro caligráfico”. En esta época comienza la concepción de la composición caligráfica como un cuadro. Es decir, se crea caligrafía que está hecha, más que para ser leída, para ser contemplada y admirada (lo cual no quiere decir que se renuncie al contenido de lo escrito). El gran impulsor de esta idea (que no su creador) fue Mustafa Raqim Efendi. Este artista, poseedor de una gran imaginación, solía descomponer la frase caligrafiada y reagrupar las letras por su forma: las más similares juntas, y el resto distribuidas en los espacios libres, no necesariamente en su lugar natural para la lectura. De esta forma las obras perdían legibilidad, pero ganaban mucho en composición y originalidad. El siguiente ejemplo, conocidísimo y repetidísimo, muestra claramente esta concepción: letras distribuidas por su forma, reagrupadas para crear un equilibrio y un ritmo sorprendentes.
La famosa composición de Mustafa Raqim لا حول ولا قوة الا بالله (el poder y la fuerza solo pertenecen a Dios)
- Las tugras (طغراء), que todo aquel que haya visitado Turquía habrá visto por doquier, tanto en edificios históricos como en souvenirs. Cada tugra es una firma-sello diseñada para cada sultán y empleada en la firma de documentos oficiales. Estas incluían el nombre del sultán, su filiación y alguna leyenda elogiosa.En esta página podéis admirar las tugras de todos los sultanes otomanos.
Tugra de Abdul Hamid II
- La caligrafía especular. Aunque no fue creada en esta época (sin ir más lejos, hay inscrpiciones en caligrafía especular en la Alhambra), fueron los calígrafos otomanos quienes la elevaron a sus niveles más altos de complejidad, desarrollo y belleza. Consiste la caligrafía especular en construir la obra alrededor de un eje de simetría, reproduciéndose los mismos trazos a ambos lados del eje, como si de un espejo se tratara.
La aleya وهو على كل شيء قدير (Él es Omnipotente) caligrafiada por Isma'il Haqqi
- El caligrama. Esto es, la caligrafía figurativa. Es quizá el más pintoresco de los tipos de creación caligráfica, la caligrafía con forma de cosas: animales, frutas, seres humanos, objetos, mezquitas… De nuevo, ya existía desde antiguo (se encuentran en la Alhambra caligramas arquitectónicos y arborescentes), pero en esta época conocería su mayor esplendor y serían creadas las composiciones más imaginativas.
Célebre basmala caligrafiada por Mustafa Raqim, en forma de grulla
Otra basmala, esta vez en forma de pera y caligrafiada por 'Abd al-'Aziz al-Rifa'i
Después de siglos de renovación estética y formal y de progresiva modernización de la caligrafía a manos de calígrafos otomanos, los calígrafos árabes volverán a tomar el testigo para continuar el impulso innovador. En los siglos XX y XXI, como veremos, la caligrafía caminará de la mano con las vanguardias artísticas y será materia prima de numerosas, variadas y sorprendentes creaciones.
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