A muchos os habrá pasado: estrenas un smartphone, ese cacharro futurístico con el que se puede hacer de todo, toqueteas aquí y allá, te bajas aplicaciones chorras (¡guau! ¡un gato que repite lo que digo!), te metes en Facebook, mandas e-mails, envías fotos de cacas por WhatsApp… En un momento dado se te ocurre que también puede servir para aprender árabe, ver Aljazeera, fardar mandándole mensajes al marroquí que te ligaste en Chaouen o leer a Darwish en el Cercanías. […]